Nuestra capacidad de adaptación y respuesta fue puesta a prueba a medida que la marca que ayudamos a crear fue alcanzando nuevos horizontes. Sabíamos que estábamos preparados para afrontar el reto, pero la relación y dinámica con nuestro cliente fueron un impulso extra para nuestra motivación. Contar nuestro camino con Black Whiskey es contar una parte muy especial de nuestra historia.

Cuando recorres el camino de una marca, acompañándola y ayudando a construirla desde su nacimiento, cada logro que alcanza se siente como propio. Es ahí cuando entiendes que en medio de esa relación cliente-proveedor nació algo más grande. Ya no es solo cuestión de negocios: ahora es un trabajo en equipo. Y eso, precisamente, es lo que nuestra experiencia con Michael Kuryla, CEO y fundador de la destilería Don Michael, nos ha demostrado. 

Nuestro cliente nos contactó creyendo que solo necesitaba un logo, como pasa tantas veces en esta industria. Eso nada más: un logo para imprimir en etiquetas transparentes que serían colocadas en botellas de vidrio genéricas.Pero mientras fuimos escuchando y descubriendo sus planes, sus objetivos y su visión, nos quedó más que claro que el proyecto pedía a gritos una marca, una identidad visual que estuviera a la altura de toda esa proyección y que expresara acertadamente lo que íbamos identificando como la esencia de Black Whiskey.

Nos pusimos manos a la obra con un primer proyecto de identidad visual, cuyo desarrollo nos permitió dimensionar mejor lo que teníamos entre manos. Entonces, con el propósito de ayudar al cliente a interiorizar la verdadera envergadura de su proyecto, sugerimos llevar a cabo un taller de marca. A través de métodos creativos cuestionamos, investigamos y levantamos información para encontrar la verdadera personalidad de Black Whiskey, determinando la imagen que aspirábamos a proyectar.

Nuestro proceso de creación de identidad consta de cuatro fases: empezamos por la fase de auditoría, donde investigamos a profundidad a la marca, el mercado y la competencia. Luego planteamos la propuesta estratégica, estableciendo los criterios en base los cuales la marca se presentaría ante sus stakeholders. Después desarrollamos la propuesta creativa visual para la identidad de la marca y, finalmente, llega la etapa de implementación, en la que aplicamos en distintas plataformas los planteamientos previamente aprobados. 

Es justamente en esta última fase que Michael nos sorprende con la noticia de que aquellas botellas genéricas que se contemplaron en un inicio serían reemplazadas por otras, especialmente mandadas a hacer para Black Whiskey. Entendemos perfectamente el rol del packaging como elemento diferenciador de una marca, ¡ya se imaginarán cómo latieron los corazones de nuestro equipo de diseñadores! Participamos activamente en el desarrollo de estas botellas junto con la empresa estadounidense encargada de su producción y, posteriormente, trabajamos también una lata como empaque secundario para el mercado peruano. 

Cuando nuestro cliente comprendió que ya no era solo una cuestión de imagen, identificó sus necesidades de comunicación: había mucho, mucho por contar, partiendo de la premisa de ser el primer y único whiskey andino en el mundo, producido en Perú y a base de nuestro emblemático maíz morado. Michael eligió confiar en nosotros una vez más para llevar a cabo esta tarea. Tratándose en esta etapa de un único producto y sin la previsión de ampliar el portafolio, se planteó una landing page informativa y se desarrolló una estrategia de marketing digital adecuadamente alineada a su estrategia de marketing offline. Esa landing page inicial va hoy camino a convertirse en una nueva web para la destilería, adaptada a las nuevas necesidades de la marca y acorde a las extensiones de su línea de productos.

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